Imagínate entrando en un centro comercial en el que puedes cambiar el contrato de tu móvil a Somos Conexión, probar un Fairphone, o elegir entre diversas ofertas de ordenadores de segunda mano ‒recuperados por una iniciativa como Circula‒. O comprar champú a granel, que no encuentras en tu barrio. ¿Y si pudieses de paso tomarte una cerveza artesana o un café de comercio justo, y llevarte a casa un queso eco y de proximidad? ¿Y si los viernes pudieses acudir a ver conciertos, teatro, o una charla interesante, y luego quedarte a tomar unas tapas y echar unos bailes?
En Roma y Pamplona ya existen experiencias de (mini) centros comerciales, surgidas de la intercooperación entre diversas iniciativas, que ofrecen algunas de estas posibilidades. En el País Vasco y Asturias podemos encontrar grandes superficies especializadas en productos de segunda mano. Y en Barcelona existen dos nuevos proyectos intercooperativos: el primero de ellos abrirá sus puertas en 2020, mientras que el segundo se encuentra todavía en fase de diseño.
De todos estas iniciativas os hablaremos en este artículo, pero antes reflexionaremos sobre porque ahora encontramos unidos dos conceptos, “centros comerciales” y “consumo consciente”, tradicionalmente “peleados” entre sí…
Divulgador y consultor en nueva cultura del consumo (Opcions Consultoría) | facebook.com/toni.lodeirozas | @tonilodeiro | tonilodeiro.net